domingo, 17 de febrero de 2013

Un lesionado, un vestido con escote y primeras nominaciones

Mañana hará una semana que empezó la catorceava edición de Gran Hermano en España. Algunos pensaréis que seis días son demasiados para hacer una primera publicación, pero todo tiene su explicación. En el entorno online actual, que demanda inmediatez de información, que es impaciente y caprichoso, parece que después de seis días ya no queda nada que decir sobre el inicio de esta edición del reality.

Cuando empecé con este proyecto, no tenía muy claro lo que quería que fuera (y sigo sin tenerlo), lo que sí que tenía claro es lo que NO quería que fuera. Para todos los que en este momento vais a decidir si seguir leyendo este blog o no os voy a ser clara con lo que aquí no vais a encontrar: no tendréis información de última hora, ni exclusivas, ni confidencias; no vais a poder leer una crónica de todo los que ha pasado durante la gala, ni a seguir el programa minuto a minuto. Lo que os voy a ofrecer, espero que lo vayáis descubriendo poco a poco y que os engancheis a mis reflexiones tanto como yo me enganché, hace ya más de diez años, a la telerealidad.

Después del arranque de esta edición, no puedo dejar de preguntarme cómo algunos intentan restarle valor a este impresionante reality. Los medios de comunicación ("serios" y "no tan serios") publican noticias sobre el programa, por ejemplo, jactándose de que el escote de Mercedes Milà no fue capaz de capturar a la audiencia que seguía fiel la final de Tu cara me suena. En la oficina, los compañeros comentaron, día si y día también, el aparatoso accidente de Álvaro. Y decenas de blogs han empezado a crear encuestas para intentar averiguar quién será el primer expulsado de esta edición.

Hoy sólo quería reflexionar sobre las dimensiones sociales de este programa. Por mucho que algunos intenten negarlo, Gran Hermano, cada año, entra en nuestras vidas queramos o no. Nos encontramos ante un fenómeno que, desde su inicio, se ha extendido como la pólvora y que, a pesar del deseo de muchos, dudo que vaya a decaer en audiencia.

Aquí os dejo una prueba de que, por mucho que no queramos, de algo sobre Gran Hermano estaremos enterados. Y si no, pregúntenselo a los lectores de El economista.

Acabo ahora con mi primera reflexión, pronto volveré profundizando más en los distintos personajes que este año protagonizan la obra de la casa en directo.

PS

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